por Iván Marín para Política Obrera
El fuego en la política patronal chubutense y un clima social enrarecido por reclamos salariales, la pandemia y la cuestión minera.
“¡El Estado no se acercó ni para mentirnos!”, describió a Política Obrera, con esa perspicaz ocurrencia con la que suelen acompañar sus denuncias al régimen político los sectores populares, una vecina que perdió todo en Las Golondrinas, uno de los sectores más afectados por los incendios en el paralelo 42 de la comarca andina chubutense. La sentencia es compartida por la inmensa mayoría de los pobladores de la región: la ausencia del Estado y la solidaridad del pueblo. A su vez, se completa con la denuncia al Estado y los intereses económicos que defiende en la zona, es decir al capital, como responsables del crimen social. El Estado ausente en la respuesta y presente en la responsabilidad. La “ausencia” en la respuesta evidencia su responsabilidad en el asunto. No podría ser de otro modo. Y eso lo sabe bien el pueblo chubutense, que se encuentra movilizado hace casi 4 años contra el derrumbe de sus condiciones de vida. La experiencia adquirida en la lucha en defensa de los salarios y del medioambiente desarrolló no solo su desconfianza en la dirigencia política tradicional de la provincia sino también su agudeza para no dejarse embaucar en respuestas consabidas en los despachos de publicistas a sueldos. ¿Asistimos a un embrionario sentimiento de que “se vayan todos” en un año electoral? El repudio, con escándalo nacional incluido, a la presencia de Alberto Fernández en Lago Puelo puede aportar una pista al respecto.
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