Por El Irreverente
Esta nota habla sólo de originales, no de meras copias para servir al Estado Burgués. Viene a cuento por que en algún momento hicimos mención a un reciclador de obras de otros que se molestó por la misma. Por tanto, decidimos no tener contacto con gente de tan baja calaña, cuyo esfuerzo por ocultar la verdad no esconde su falta de talento. Terminando los disclaimers y dejando de lado los controles de daños estatales encubiertos, vamos a lo que nos trajo aquí.
Estaba Pablo Picasso sitiado por los nazis en el París de la ocupación. Nadie podía tocarlo. Puede ser eso o más bien que los oficiales nazis respetaban al artista y decidieron que mientras no operara decididamente para la Resistencia, era mejor dejarlo crear y disfrutar su arte. Cada tanto se oían rumores (bien fundados) de que el genio albergaba a algunos militantes antifascistas, cuyas vidas corrían serio peligro en la París ocupada, y eso llevaba a que lo visitaran muy seguidos oficiales nazis de la ocupación los cuales aprovechaban para posar su vista sobre el trabajo del artista. Algo así como unos “Cuervo” Larroque, pero no tan básicos e ignorantes como el patotero vernáculo. En una de esas visitas un oficial al ver el Guernica le preguntó una obviedad, fruto de su falta de ideas para abordar a un artista de la envergadura de Picasso: “¿Fue usted quién hizo esto?”, a lo que el pintor le respondió: “No, esto lo hicieron ustedes”.
Pasan los años y muy lejos en tiempo y distancia surgen los arrebatos fascistas del poder, hoy los tanques de París son reemplazados por las topadoras liberales del kirchnerismo. Como en 1937 en Euskal Herria, en 2013 y en 2020, los poderosos descargaron su furia sobre los más humildes en Guernica, Partido de Presidente Perón.
Hoy los fascistas tardíos, servidores del Gobierno, al igual que en 2013, ensayan excusas ridículas para dedir que no es lo que parece lo que todo el mundo ve. Como hace siete años vuelven a vender el alma al diablo, ya no es Síndrome de Estocolmo de un votante, más bien se parece al joven judío colaboracionista de los nazis de la película Europa Europa. El arte no les puede responder a su capricho de mostrar una “acción destituyente del trotskismo” o el ya repetitivo que argumento básico que mostrar la realidad es “hacerle el juego a la derecha” para ver si alguien se olvida de lo que es evidente e incolutable. Siempre fueron la derecha, pero ya no pueden esconderse, tan sólo recurrir al recurso de los trolls de Twitter para ver si aún pueden torcer su imagen de fascistas del siglo XXI aunque sea un ápice.
¿Y recurrir al humor o a la banalización del otro para cambiar el foco? Difícilmente puedan lograrlo, el fanatismo sólo hace reir a la criatura falta de cerebro, ya EAMEO y Barcelona no saben como esconder sus vergüenzas. Dejaron de la lado la idea de sacarle una sonrisa a alguien y la cambiaron por la de abultar la cuenta bancaria al amor de la muy rentable alkahuetería.
Un mural de Crist en el Subte B de esta ciudad autónoma rezaba: “Habría que volver a pintar el Guernica”. Aunque creo que nunca pensó que algún esclavo del poder se lo pudiera atribuir como propio al cuadro del genio de Picasso más ochenta años después y reclamar a través de un tinterillo la creatividad de lo ya hecho, la cual no es transferible, mucho menos usada para servir al poder. Las copias y los reciclajes (cuando no es de materiales viejos) no se llevan bien con el arte. Hoy no sería difícil encontrar un colaboracionista salvaje que preguntara cual inquisidor si alguien hizo lo que el arte sólo refleja. Lo único que no cambia a través de los años es esa necesidad o necedad de asesinar a como dé lugar a quien refleja la barbarie de un régimen capitalista que cambia en sus formas pero no en el fondo.
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