Para que quede clara mi crítica sobre la campaña de plantación de árboles.
La campaña nace como iniciativa del gobierno. No fue una puesta en escena de los organismos de DDHH o sociales para denunciar absolutamente nada. Ha sido el claro intento del gobierno nacional de desmovilizar en una fecha que históricamente siempre movilizó a masas en reclamos por demandas históricas actualizadas.
El kirchnerato a lo largo de sus 12 años de gobierno, diluyó las críticas al Estado y es hoy, ese Estado que sigue haciendo desaparecer personas, como bien lo constatan los casos como los de Luis Espinoza en Tucumán o Facundo Castro en Buenos Aires el que impone la agenda de memoria.
Plantar un árbol por los 30.000 para no hablar de los desaparecidos en democracia, transformando un reclamo colectivo y social en actos individuales reivindicadores del desaparecido o desaparecida propios.
Por otro lado, quienes apuntamos la necesidad de reclamar al Estado la apertura de archivos de la dictadura, no contraponemos acciones sino que puntualizamos que el reclamo por los archivos nace por fuera de la esfera de los gobiernos y la convocatoria a plantar árboles es una iniciativa gubernamental.
En los 70, los 80 y aún en los 90, las organizaciones de DDHH, aún con diferencias, impugnaban el rol del Estado y denunciaban las políticas continuadoras que daban pie, entre otras cosas, al pago de la deuda externa contraída por los militares que habían usurpado el poder o su estatización de la deuda privada por parte de personeros del régimen, como lo había hecho Cavallo en 1982.
Hoy vuelve a ampliarse el abismo entre los que pensamos que la agenda de memoria y de denuncia debe hacerse contra el Estado y no impulsado por él. Resulta curioso cuánto no nauseabundo, ver a gobernadores como Manzur, decir que se estremecen con los nombres de los desaparecidos cuando SU gobierno tiene el lamentable nombre de una persona desaparecida hallada asesinada por las fuerzas represivas locales.
Plantar un árbol en nombre de la memoria con el logo oficial del gobierno o con el logo partidario del grupo hegemónico en el poder, es haber bajado, una vez más, las históricas banderas de la independencia al poder político de turno para reclamar lo que es justo: por las violaciones a los DDHH de antes y de ahora.
Todo discurso contrahegemónico debe ser, necesariamente, un discurso crítico del gobierno de turno. Sin mencionar que los discursos sobre DDHH de quienes acompañaron la creación de la Triple A, los indultos, el nombramiento de genocidas al frente del ejército como Milani o el llamado a dar vuelta la página con loas al ejército como hiciera el mismísimo presidente Alberto Fernández hace un año resultan hipócritas.
En ese sentido y por lo expuesto es que pienso que estos niveles de cooptación implican una dura derrota al campo popular aunque están, afortunadamente quienes resisten estos discursos con otras prácticas sociales.
Plantemos memoria, la consigna del gobierno actual, no es otra cosa que plantar olvidos, omisiones y perdones a quienes aplican políticas de ajuste desde siempre. Creo que hoy más que nunca debemos recalcar la necesidad de la independencia del poder hegemónico de turno y denunciar, hoy más que nunca, los crímenes de Estado que suponen continuidades con las nefastas políticas de la dictadura que dejaron 30.000 detenidos desaparecidos.
No se trata de plantar memoria, se trata de ejercer el derecho a la memoria y a la demanda de justicia, como siempre se hizo.
Para que quede clara mi crítica sobre la campaña de plantación de árboles La campaña nace como iniciativa del gobierno….
Publicado por Rubén Kotler en Miércoles, 24 de marzo de 2021
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