El Presidente de la República, Alberto Fernández, dice no tener un plan económico, pero como todo lo que dice, es de una bizarría tal que este Irreverente no está dispuesto a creérsela. Nadie con dos dedos de seso puede creer tamaña cosa. Sobre todo cuando esta pandemia ha mostrado que todo se hace de acuerdo a un plan. El Gobierno y todos los Estados argentinos están tras la panacea del dólar. Tanto le dieron dólares a los grandes especuladores que cualquier compra de divisas por parte de la población es un verdadero peligro. El sector económico del mercado de divisas tiene el control absoluto de la economía y hasta del Gobierno de la República. Ésto no fue una inocentada, el Gobierno lo permitió y hasta lo garantizó. Sólo se aseguraron que sus privilegios no serán tocados. Han garantizado los políticos su subsistencia en la pandemia a través de la innoble práctica de aplicación de palos y balas para control social. Nos piensan, como ya sabemos, hacer creer que nos pegan por nuestro bien.
Para el sacrosanto fin de conseguir dólares, el Gobierno decidió vender los bienes comunes y los recursos naturales a las necesidades del capitalismo chino, pero sin tocar los intereses norteamericanos. Pomposamente, el Gobierno anunció una inversión multimillonaria china que le asegura al país (de los poderosos obviamente) muchísimos dólares que a tratará de transformar al campo argentino en una factoria de porcinos para el consumo de la población de ese país de Asia. 100 millones de cerdos serán criados en la Argentina, lo que conllevará a más que haya más extensiones de campo para la producción de soja transgénica y un pequeño espacio de cría para los cerdos. No vayan a pensar en un chiquero tradicional, lo que viene para nosotros es una tormenta perfecta de contaminación. Serán reducidos espacios de cría donde se llenará a los cerdos de porotos de soja transgénicoo porquería química similar como alimento balanceado. A través de sus procesos fisiológicos dejarán un monton de sustancias nocivas en el ambiente. A eso hay que agregarle el daño en la vida de las personas que ya producen los agrotóxicos y todos los coadyuvantes y la parafernalia venenosa de la cual se engordan las billeteras de los pooles de siembra y el Estado. Es como decían los “chetos” de los 70 cuando pedían un cigarrillo. Ésto es para la mayoría del país el equivalente a “adelantame un cáncer”. Tenemos garantizados todos los adelantos en la producción de cáncer. Ni esperes tratamientos ni remediación, te van a vender la zanahoria verde del billete norteamericano y que lo hacen con onda, que nada va a pasar.
Ya hace por lo menos 30 años que no existe eso de “irse a curar al campo”. Hoy el campo no es más que un desierto verde todo vendido a las necesidades de proveerse de capital chino. Seguirá también la corporación envenenadora Monsanto-Bayer con sus negocios viento en popa en la Argentina. Esas son siempre malas noticias en materia de salud y más en una pandemia.
El Gobierno tiene urgencia de dólares ahora mismo y no es nada casual que en medio de la pandemia se consuman hectáreas de humedales y bosques nativos, cuando hacen falta tierras para las necesidades de la factoría porcina o plantar más soja. Lo que sea para que China le dé dólares al Gobierno.
Como el proyecto Amarras, hoy derrotado en Pueblo Belgrano, tienen que poner en áreas lindantes con cursos de agua sus paraísos artificiales para quienes puedan pagarlos. Por que mientras sigan con su tendencia a vender tierra al mejor postor la inversión cuyos recursos serán distribuidos entre la población serán los palazos, más teniendo la excusa a mano de la cuarentena. Lucrarán hipotecando la vida de millones de personas y no sólo en el campo y la montaña, si no también en las ciudades, donde el extractivismo también tiene sus formas de expropiación.
La actividad inmobiliaria es una forma también de obtener dólares para el Estado. Las grandes operaciones inmobiliarias garantizan los privilegiados ricos o políticos mantenerlos y ampliarlos, es allí donde ven en la pandemia una buena oportunidad para acrecentar su capital y todo lo que puedan comprar.
El Gobierno está urgido de dólares, que están seguros los chinos les van a dar, pero para ello dependen que sus proveedores de todo lo verde insano liquiden exportaciones. Les bajan las retenciones para que lo dólares entren. Cuando te digan que alguien es un sojero, sería bueno fijarse quién lo dice, por que éste es un auténtico Gobierno siervo de la soja que está dispuesto a seguir entregando nuestra salud por un puñado de dólares. Si vuelven a darle dólares a los grandes mayoristas, nadie puede sentirse sorprendido. Para la mayoría seguirán las prohibiciones para ahorrar o comprar siquiera unos dólares, mientras los sectores de privilegio siempre accederán a la divisa que sea y necesiten.
El componente siniestro es que mientras el Gobierno dice no tener un plan, en sus acciones muestra que sí lo tiene. El Estado dice que los incendios están fuera de control en 11 provincias, pero los mismos están perfectamente controlados. Ningún campo de soja se quemó, ni un maldito silobolsa, lo que no es para nada una casualidad, si no una tremenda causalidad. Los incendios no son una fatalidad son provocados con precisión por que no hay que fijarse en gastos ambientales, hay que venderlo todo. Todo, por un puñado de dólares ahora mismo.
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