Berni: el ídolo necesario de los que llama cachivaches

Al represor de Estado hay que pensar mucho antes de echarlo:

Volviendo a Berni y al sentido real de esta nota, no hace falta que aclaremos que sobre el personaje tenemos posición tomada desde hace muchísimos años. Desde que volvió a tener un cargo, vimos que su modelo es el de Bolsonaro argento, sostenido peligrosamente por gente que antes lo repudiaba y, a partir de quedar su ética y su pasado de lucha empantanados en el proyecto oligárquico del Frente de Todos. Desde el resurgimiento de este caudillo esa gente, que otrora era víctima de las prácticas represivas de Berni, se empezó a sentir cómoda durante la cuarentena dura en su nuevo rol de informantes y parapoliciales, cuánto más comprometida en otra etapa de su vida esa gente estuvo comprometida con la lucha más sintieron la necesidad de actuar cual Caín en este nuevo tiempo político. De ese criminal caldo de cultivo de traiciones y delaciones que son los renegados, se va fermentando la simiente de siniestros al servicio de la causa.

En cuanto a los alkahuetes estatales de siempre, si la corrupción es “del palo”, lo “leal” es devorarse los mocos o aplaudir, lo que en alguien que no es “del palo” sería despreciable, tachable y censurable. A continuación les brindamos una parte de una novela colombiana en la que un líder explica a un honesto militante cómo es esto de andar tolerando corruptos y demás por el hecho el hecho de pertenecer a la facción propia. Son solamente 24 segundos que explican una filosofía de lo que es la corrupción y la lealtad en el sentido kirchnerista del término.

Especialmente, Berni era uno de los funcionarios más reivindicados por el kirchnerismo y sus secuaces. Decimos “era” porque tememos que eso vaya cambiando con el correr de los días, teniendo en cuenta la volatilidad de las cuestiones de amor y odio en las filas de los alkahuetes estatales. Es el tipo que siempre toma el rol de tener el poder del uso de la violencia a su antojo. Hoy parece sufrir de esa afección “beatle” de creerse más que Jesús o Jesusa, que sería lo más adecuado en el Frente de Todos. No podemos predecir el futuro, pero de confirmarse lo que se rumora, que cogoteó al niño de mami, el panorama podría complicársele seriamente. Podría pronto pasar al ostrracismo de los genios brutos y violentos como le pasó a Guillermo Moreno. Cristina tiene su colección de personajes, como antes la tuvo Néstor de espías y vigilaantes de Estado, ella los prefiere payasos sádicos que sirvan de fusible si le ponen mucho esmero al trabajo represivo que la vicepresidenta no se atreve a hacer y ordenar por ella misma y del que necesita siempre. Creemos que por eso, a pesar de llamar a la alianza gobernante con el epíteto de “cachivaches”, aún no cayo en desgracia. Berni les sirve y su violencia suma a la “firmeza de mano” que el proyecto de país kirchnerista aprecia y necesita.

En el Gobierno necesitaron un desaforado tal que durante la cuarentena dura pudiera encubrir y proteger el accionar de las bandas policiales en toda la Provincia. Su punto de climax alkahuete fue cuando en ocasión de la desaparición y asesinato de Facundo Astudillo Castro, por parte de tropa bajo su mando, dejó en claro que es capaz de hacer lo que nadie con un poquito de vergüenza haría. Reclutó informantes seriales para minar los medios con la idea de que Facundo se ahogó solito y, para ello, requirió los servicios de prensa una prensa parapolicial encabezada por Germán Sasso, Fero Soriano, Paulo Kablan y Pablo Duggan.

Desde el comienzo de la pandemia los renegados lo defendieron, con él se sintieron muy cómodos iniciando el camino de la delación y la entrega de ciudadanos que no se identificaban con el Gobierno o lo parecían para ellos. Pedían razzias en barrios populares por razones de “salud pública”. Bancaron sitios, toques de queda, cyberpatrullaje, gatillo fácil y vejámenes de todo tipo a la gente del pueblo por razones de “salud pública”. Jutificaron todo en virtud de pandemia, cuando ellos decían “salud pública” sabíamos que claramente hablaban de “seguridad nacional” en el sentido que le dan en los Estado Unidos al término.

Encubrimiento. Operación Facundo: el libro que sirve al relato de Berni, la  Policía y el Poder Judicial
Aumentaron a la policía con el aplauso del “niño de mami”, siguiendo su política, al menos negligente de querer acabar con el COVOD-19 a los balazos limpios. Siguen necesitando de gente como Berni, por eso también el impresentable de Aníbal Fernández arriba al Gobierno de la mano del Golpe Palaciego de Cristina. Luego de la derrota y de repetirse en noviembre un resultado desfavorable para el Frente de Todos, se avizora un horizonte de balas y palos y no pueden permitirse el lujo de ser blandos, necesitan de gente lo suficientemente bestia para aplicarlos y sostener el ajuste en marcha.
Puede ser una imagen de 2 personas

Visits: 0

Leave a Reply