Escuela 66: una expedición diaria al servicio del futuro
Si bien los caminos habían mejorado bastante debido a que las lluvias que nos siguieron durante el viaje habían cesado, no es fácil llegar a la Escuela en los poco cuidados caminos rurales. A esta altura ya no cabía preguntarse cuando una directora rural tiene una licencia que no sea meramente formal, ya que la Profe Lemes no se despegaba ni un segundo de los problemas de su comunidad educativa.
El camino estaba además rodeado por campos que aún insisten en el modelo sojero con sus consecuencias ambientales y sociales ya conocidas. Avanzábamos por la ruta atravesando la única verdad del modelo que es hipotecarlo todo por más dinero.
Llegamos a la Escuela y comenzamos a filmar los campos linderos que envenenaban a los chicos, hoy reconvertidos a ganadería, una forma de que convivan en sus ganancias los señores del campo si amenazar al menos en forma directa a la vida de los niños.
Conocimos a les docentes de la escuela y recorrimos las instalaciones, deben creerme que con un pequeño porcentaje de los problemas que enfrentan, sin contar a los esperables de logística, su tarea es heroica. Muchas veces comparo estas tareas como las de los bomberos, los docentes rurales están lejos de la tutela estatal. Su labor que es parte de los deberes del Estado, no tiene pausas y no puede esperar mucho del mismo Estado. Ellos son los que están sin importar hacia donde esté mirando el Estado.
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