Es inocultable, que si no es delito ni es criminalizado en silencioso genocidio extractivista es por que la leyes ven el interés económico de quienes detentan el poder de areas extractivas y poco le importa una población civil que mientras sirva votos será útil en el cortoplacismo que los caracteriza. Los plazos se van cayendo, la aceptación social al sistema de muertes por la eventualidad de un dinero se cae de inverosimil por donde se la trate. El derrame de capital no se ve por que la avaricia de los criminales legandarios de la soja no se produjo y nadie es apto para huir del veneno y se nota mucho. El derrame solo es de enfermedad y muerte para acrecentar el círculo vicioso de no tener límites en su avaricia.
Nunca les alcanza y lo van sabiendo muchos recién después de muchos años. No los convenció el precio esta vez. Ya se vive con todos los medios para morir lo mas pronto posible reponiendo una fuerza de trabajo y manteniendo un ejercito recursos humanos a ser explotados cuando su majestad el dinero así lo disponga. La gente se muere, no les importa. Las personas son ocupadores de areas donde se podria poner soja, su avaricia sobrepasó todos los límites conocidos. Pedir correr las escuelas es el colmo y es la respuesta furibunda de un sector beneficiado de hectareas cultivables vendidas de antemano.
La agricultura sucia y venenosa de la soja va a dar batalla, llegó hasta acá y se olvidó de lo bien que estaba, los productores son como niños caprichosos, quieren plata y la quieren ahora. Los importadores de dólares frescos son la vedette que cambia las leyes en su favor gobierne quien gobierne.
No queda tanto tiempo y hay mucho que articular con las allternativas de lucha tan atravesadas por, en algunos casos, una contigencia electoral que les es trascendental y suprema ley. En otros esta ruptura de lazos entre gente que pasó al otro lado del mostrador los ha dejado desarticulados y practicamente inactivos. Y la gran mayoría se mantiene conservando un minimo nivel de lucha por esa atomización a la que ha quedado sometida.
Ya no caben dar más vueltas, el régimen extractivista debe caer y no hay que dejar de darle pelea ni un minuto. Nos jugamos la supervivencia en ello. Ni más ni menos.
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