El pasado jueves 7 de noviembre un grupo de criminales denominado Resistencia Cochala secuestró en Vinto a la alcaldesa Patricia Arce del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) y la obligaron a caminar varios kilómetros en privación de la libertad, habiendo antes quemado la sede comunal y luego de ese secuestro fue sometida a vejámenes tales como ser bañada en pintura y serle cortado el cabello.
Tales humillaciones, que se prolongaron por cuatro horas, parecen confirmar que las ultraderecha boliviana, lejos de aceptar el resultado adverso en las elecciones pretende por el terror cambiar la realidad mientras denuncia al Gobierno de Evo Morales de fraude. Estas prácticas criminales son el único medio que tienen los que no tienen razón para cambiar una realidad que no les es favorable y sus formas, como mínimo medievales y machistas, no sólo no los van a ayudar si no que hundirán sus reclamos y sobre todo los dejarán sin siquiera un viso de legitimidad aún para el más fanático de los derechistas.
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