Aquí en Chaco, en China y la Conchinchina: represión y mentiras

Las luchas sociales venían creciendo en el Chaco y se lo veníamos mostrando. Las necesidades de las grandes mayorías crecen día a día y la miseria de unos contrasta con la avaricia de unos pocos señores feudales. La lucha de las Comisiones de Recuperación Territorial y la formación de las Guardias Comunitarias Whasek, mostraban el hartazgo de los pueblos ante la postergación a la que son sometidos por una invariable sumisión del poder político a los mandatos del dinero fácil que aniquila in extenso: el de la soja. La mayoría de la población, como en todos los lugares donde los comodities mandan, ven como su trabajo se vuelve innecesario y su vida se transforma en la dependencia de la caridad estatal sin más remedio. Cómodo solamente para quienes no les importa envenenar a sus semejantes desde el agua que toman.

Nada muy distinto al resto del país, un poco brutal quizás, ya que el coctel criminal de marginación y contaminación expone a la mayoría de la población a ser víctimas del éxito de “los vivos” que no se extinguen y a ser la puerta de ingreso de enfermedades que exacerban las marcadísimas diferencias sociales. Fue Chaco el epicentro de la aparición y crecimiento de una enfermedad como el dengue. que hoy se niega epidémica y que algunos como exorcistas del descontrol ya quieren calificar como endémica y sacarse el problema de encima. Supimos de los primeros casos de dengue en Charata y hoy esa enfermedad reina en todo el país sin que los medios y el gobierno le dediquen un segundo, no quieren que nadie investigue las causas profundas de la enfermedad en la contaminación rentable de las clases dominantes. El hambre y la contaminación dejan a las gentes de a pie en total indefensión. Hoy no pueden creer los casos de Coronavirus en el Chaco, no quieren creerlo por que los negocios en el país son los mismo y se sabe que contaminan la rentabilidad de la muerte puede tener problemas. Las billeteras de los ricos del país dependen de tres actividades criminales: soja, megaminería y fracking.

Las mentiras del progreso de la soja y de todas las actividades extractivistas siempre duran poco en los bolsillos de los habitantes de los pueblos que además conviven con los desechos y las sobras del éxito de unos pocos. Los gobiernos neoliberales, tanto del Chaco como del país y sus promesas de derrame sólo llegan en su forma de tóxicos y venenos populares.

Y del otro lado del mundo, lo que seguramente hará que lluevan las acusaciones de hippie con OSDE o maniático antimonsanto por parte de los exégetas del poder, está China que es el receptor mundial de los comodities, como le llaman al veneno de la soja. esa soja con la que alimentan a sus cerdos, que no son los burócratas del megaestado opresor, los mismos que le ponen en la mesa a su población y que la misma ingiere a diario. El Estado Chino ha descuidado a su gente y pensó que nada iba a pasar mientras todos coman aunque sea veneno. ¿Qué podía salir mal? ¿O pensaron que detonar la comida de su pueblo no iba a tener consecuencias?

Mientras tanto en Chaco vemos que sacan más tropas que médicos para combatir al Coronavirus, cuando es evidente que sólo combaten a sus propios pueblos. Nada debe saberse, todo lo que sea servir al capital debe seguir funcionando sin trabas y a veces la gente es un obstaculo imposible de esquivar por que está en todos lados.

China y Chaco pueden tener más de una coincidencia y sobre todo en ambos estados los liderazgos políticos son eternos e incuestionables, cuasi feudales. Ambos estados no temen a las consecuencias de envenenar a sus pueblos, mientras la rentabilidad de esas muertes les dejen a sus avaros privilegiados grandes beneficios.

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