Hoy juega a ser un pícaro inquisidor, la expresión de la derecha bien de derecha y a veces un bufón, una caricatura que apelará a lo que sea por una miserable cuota de poder. Es otra López Murfeada más, ridícula, con un humor distante de lo humano y no será la última. En los tiempos que se vienen, quizás muches vuelvan a ver en él una figura, el sistema puede necesitarlo y él se está vendiendo más caro de lo que sale. Para nosotres es un buen parámetro de saber a qué no queremos ni parecernos.
Hoy acusa de terroristas a los Pueblos Originarios, habla de Soberanía y Patria y todas esas sandeces para lanzárselas a quiénes siempre estuvieron privados de las mismas por sus actuales dueños. Y pide balas e insiste en profundizar unos odios que solamente la ignorancia del racista puede admitir
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