Cuando el Presidente de la Nación por el decreto que daba marco legal precario a la cuarentena obligatoria para la población, se dejaba librado de la misma a las actividades agropecuarias. Entre los días 20 y 21, mientras la población se hallaba encerrada, los mosquitos se pasearon por fuera de la ciudad, lejos de la lente de los celus de los vecinos, protegidos por la policía y demás fuerzas armadas y de seguridad envenenaban los campos.
Los trolles oficialistas negaban la especie o en sus casos más negadores decían que eso no hace nada o que se hace siempre. En su afán de mostrar que la cuarentena es para todos y todas se vuelven locos y se olvidan que además los argrotóxicos son inmunodepresores y en esta situación de cuarentena envenenar a la gente a domicilio es criminal.
Por suerte a veces como en Esperanza, Santa Fe, los sojeros se confían y pasan con sus máquinas de matar en medio de las areas urbanas y quedan registrados para que los negadores seriales partidarios de mayores libertades para los ricos y más represión al pueblo se den cuenta del peligro que generan con sus mentiras.