La eterna necesidad de suprimir y negar al otro
El peronismo siempre ha usado la judicialización, son los maestros de ese Lawfare que lanzan como epíteto a otres y que lo usan a más no poder. Ellos desean desde siempre y tuvieron su primavera en el menemismo, un Poder Judicial obediente de la oligarquía gobernante y que ponga el traje a rayas a quienes no comulguen con la corporación psicótica actualmente conocida con el nombre de Frente de Todos.
La experiencia farsante del peronismo sigue sumando episodios a la saga del “Cabaret de Todos”, de nuevo cuando las cosas se ponen imposibles de explicar a una Cristina en trance caprichoso (lo que ocurre seguido) o se ponen en cadena de inodoro con el Gato Sylvestre a la cabeza denunciando la existencia del Demonio, o arman una disidencia interna que no es tal, que es solamente cuestión de negocios. Esta vez, los protagonistas del episodio son Massa (el mismo que dijo que los los iba a meter presos y después les pidió trabajo) y la omnipresente Cristina. Nuevamente aparecen dos antagonistas de la nada misma, dos auténticos peronistas. Una nuevo montaje de esos que son el goce oligárquico de Cristina y que nos divierten a quienes nos tomamos las cosas por humor para superar la naúsea, un episodio más de este Kulebrón.
En la lucha eterna por suplantar al otro, el Frente de Todos ensaya un nuevo Boca-River interno. Cual Musolini, la consigna es: “Nada fuera del Frente de Todos”. Ya no pretenden que nadie les crea lo que dicen, solamente quieren que los propios, los que se vendieron (con éxito en los negocios o no) y los que traicionaron tengan algo con qué justificar sus miserables y serviles vidas y puedan seguir adelante aguantándose la naúsea. Ellos necesitan mostrar que hay diversas posiciones dentro de su espacio y que hay fuertes debates internos. Que Cristina como al referente más importante del espacio y guardiana del caracter nacional y popular del modelo, es siempre el lado correcto. Estos personajes no son cándidos, son los siniestros siervos de los vasallos del imperio. No son víctimas de nada, por el contrario, son los victimarios más hipócritas que haya conocido este país en su Historia y eso que ha tenido muchos.
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