Mientras el ajuste avanza, los Derechos Humanos de la población son sistemáticamente absorbidos por las necesidades que el mismo Estado fija ante la Pandemia y la militancia progubernamental y la opositora devienen a parapoliciales e informantes, se desarrolla una dramático culebrón por como se debe educar en la Ciudad de Buenos Aires que saca lo peor de los políticos ya en campaña que no resisten la tentación de usar la tragedia actual para vender su patética farsa.
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