por El Irreverente
Sabido es que cada Estado tiene su librito y que de crisis como la Pandemia se puede salir por “izquierda”, poniendo todos los recursos del país al servicio de la cura y el bienestar del pueblo, o por derecha, con estados de excepción, exacerbación de los privilegios y con un Estado Policíaco, es decir cargando en los más humildes todo el peso de la crisis. El “modelo argentino” parece ser el segundo, las prácticas que creíamos desterradas en 1983 reaparecen remozadas, con un barniz de repeticiones venidas de los sectores del privilegio a través de sus “pensadores”, como se da en llamar a los justificadores seriales tan necesarios. Autores de frases de buen sonido y contenido fofo, cuando no farsante. Los medios del régimen se encargarán a cambio de una jugosa pauta estatal y privilegios individuales nos venderán ideas rarísmas como la de un Estado Materno o una Policía del Cuidado, conceptos cuya repetición hasta el hartazgo a una audiencia cautiva pretenden encubrir una realidad tiránica. Mientras en las calles los privilegiados del sistema andan como si nada, protegidos por esa Policía del Cuidado de los mezquinos intereses de clase que dominan la escena más que nunca.
Desapariciones forzadas de personas, protección a los poderosos y garantías individuales desaparecidas en pos de un bien común que no se ve por ningún lado. Otro de los desaparecidos de esta cuarentena es el pregonado Estado de Bienestar o mejor dicho, ese “Estado Presente” se ve solamente cuando el régimen disciplina por la violencia a los más humildes y le garantiza la paz armada a los empresarios que viven una primavera de despidos, marginación y destrucción del pequeño empresario. Salarios a la baja, centrales obreras que no son más que un apéndice del Estado, aguinaldos en cuotas y todos los ingredientes que harían poner verde de envidia a Videla. El panorama es el mismo, con gente que pide más violencia y que denuncia a sus conciudadanos, el Pueblo encerrado y patrullado en sus comunicaciones, colaboraciones entre fuerzas represivas y alcahuetes de Estado. El Presidente amenazando que se hace lo que él dice o tiene el horizonte represivo más feroz que no dudará en usar, mientras tanto la población ve como sus derechos se van por el inodoro. Pero no admiten ningún error, cercenan cada vez más libertades públicas y el Coronavirus no sólo no cede si no que adquiere más ferocidad y hasta el plasma es un bien de mercado al que sólo pueden acceder los poderosos.
Así estamos, a más de cien días de encarcelamiento social sin resultados, con un Triunvirato de crisis que más se parece a la Junta Militar que a los representantes de una democracia. En nuestro país los que mandan siguen pretendiendo aniquilar el virus a balazos, se gasta más en balas que en medicina. Y los privilegiados confunden su impunidad de hoy con inmunidad. La sombra de la Dictadura en esta Pandemia se ve más clara que nunca y sabemos que la Historia no los absolverá.
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