El arsenal de mentiras del kirchnerismo, sumados al ya legendario del peronismo, producen momentos en que nada de lo racional sirve y es el momento de recurrir a lo irracional. Desde el “marxismo keynesiano” de Kiciloff que no admitía mostrar el índice de pobreza por estigmatizante, al oximoron de “Gobierno de los Derechos Humanos”, pasando por tener en sus filas al jefe de prensa del golpe del ’76, siguiendo por millonarios que hablan de inclusión, por magnates muertos de miedo que parecen con el tiempo héroes, el kirchnerismo, eufemismo que usa el peronismo para ocultar el reciclaje del menemismo, su universo ideológico es un flan mal enfriado. Sólo el disciplinamiento militar tras los “conductores” les alcanza a sus seguidores para exorcisar a una nueva oligarquía que surge del sometimiento y la expoliación de los poderes locales a sus pueblos. Las declaraciones de Manzur sobre el uso de aviones oficiales con fines sanitarios para transportar a personajes en campaña sólo podían justificarse no diciendo nada. así como los kirchneristas muestran un mutismo criminal ante las torturas de la gente de la Provincia a una niña para hacerla parir a como diera lugar, Manzur crea piezas de oratotia de la nada para justificar lo indefendible. Es el poder que se viene, donde la Justicia y la Verdad seguirán ausentes y donde lo bueno y lo malo se mide en la sumisión al poder de las nuevas deidades que se presumen impolutas.

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