Un continente imaginario y amenazas de violencia como receta para combatir la información inconveniente
Hace un tiempo atrás, el Presidente de la Nación, haciéndose el profesor, mostraba filminas de una América (o como le llamamos nosotros: Abya Yala) imaginaria en la que la Argentina hacía las cosas tan bien, que hasta lo ponía exultante, excitado. Eran otros tiempos, en que el Presidente, solamente por la fuerza sobre las masas y envalentonado decía que él prefería tener 10% por ciento más de pobres que 100000 muertos por COVID-19. El Presidente afirmaba que de la muerte no se vuelve, de la economía, sí. Claro, para el Primer Mandatario, la pobreza son sólo números, siempre lo fueron, para él la pobreza no mata. Sabemos que la búsqueda de un número que justifique la pertenencia a un sector en pugna en algún ridículo escenario de megaluchas globales es primordial, pero se conforman con uno que diga que ellos están bien, que hacen lo correcto y son los mejores. Muchas veces esos números que distorsionan la visión de las cosas. Tanto que para los políticos, en años electorales al menos, elegir bien los números es más importante que ocuparse de salvar las vidas de las personas. Mientras los numeros sirvan a los intereses del Estado tendrán importancia suprema, cuando dejen de favorecer al relato, los números saldrán del foco, hacia un nuevo batallón de números que los gurúes de esta gente digan que los favorece. No nos crean, ahí les dejamos los dichos del mismo presidente sobre esa cuestión.
Esos dichos y esos números no fueron aislados, por bastante tiempo fueron la justificación de la policía brava y con la rienda suelta en las calles, defendida por el Presidente y su tropa de alkahuetes justificando detenciones de civiles, campos de concentración y desaparición de personas. El mensaje era muy claro: debían defender las atrocidades de su tropa en el sacrosanto objetivo de exterminar al Covid-19, a los balazos, aunque mueran los pobres, que para el Presidente morirán igual y serán otro número a manejar, nada más que eso.
El hambre es también solamente un número, manejable con sumo cuidado o soslayado con descaro si no sirve. De la muerte no se vuelve. es lógico, para cualquiera salvo para el Estado. Para una facción militarizada y de jefatura como es el kirchnerismo, todo fin justifica cualquier medio. Lo de afuera es inmoral, porque así debe serlo.
Ya en una entrevista en el programa “Cortá por Lozano”, ante una pregunta del periodista provigilante Paulo Kablan, pidiendo más palos, fue el primer mandatario quién fijó la filosofía del Gobierno durante la pandemia: iban a imponer el acatamiento por las buenas o por las malas. Y así lo hicieron, ya que carecían de un plan sanitario, pero les venían sobrando balas. No me crean a mi, escuchen al mismo Presidente de la Nación, como lo planteaba cuando recién comenzaba la cuarentena.
Venía a los palazos y citaba números y ahora sí estamos motivados para abordar algunos números y especialmente los que incomodan. Sabemos que en estos temas conviene seguir los datos oficiales unicamente, ya que hasta los mismo pueden decir mucho.
Visits: 0
I really like it when individuals get together and share opinions.
Great site, keep it up! http://mobile-shoppings.store/blogs/viewstory/1568