Defender lo indefendible tiene sus privilegios

En la TV Pública, el Estado y sus acólitos, pueden hacer lo que se les dé la gana. Sin más límite que la plata que haya, que siempre es mucha. Los que se blindan el píloro y sostienen lo que sea siempre tienen su día de pago, como es el caso de la vocera presidencial Gabriela Cerruti.

Hace unos meses, Rosario Lufrano era el símbolo de la mujer periodista para los fanas del kirchnerismo. Hoy, poco menos que la linchan por bruja y macrista. Debería saber la Lufrano que quién entra en la trituradora de carne kirchnerista, debe acomodar a sus amigues, forrarse y si es posible, cuando se vaya, que la aplaudan unos lumpenios de labores desconocidas en el lugar.

Como sea, lo importante es forrarse bien forrado, que a lo mejor que se puede aspirar en una colonia de alpinistas en la que todes quieren llegar a la cima y recibir lo que está recibiendo el que está más arriba.

Como de trabajar no deben ocuparse, sus problemas son pocos para dedicar su tiempo al parapolicialismo, la difamación y la alkahuetería.

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