La historia muestra que las experiencias recientes, ignoradas por los partidarios de los liderazgos populistas de la región, deben ser tenidas en cuenta a la hora de actuar y poder impedir situaciones de golpe institucional que avancen por la política de hechos consumados. Así como en 2009 se complementara con represión y enmascaramiento de la ruptura del orden constitucional, derrocando a Zelaya, poniendo en su lugar a Micheletti, sosteniendo por la vía de las armas la rebelión popular y rosqueando las estructuras partidarias el reparto del futuro, la voluntad popular fue pisoteada y terminó ganando unas elecciones convocadas a punta de pistola el opositor Porfirio Lobo. Aquella vez el mismo Partido Liberal fue el que traicionó a Manuel Zelaya poniendo en la presidencia de facto de Honduras a Roberto Micheletti Bain.
El Golpe en Bolivia tuvo algunas diferencias pero en las pocas semanas de su concreción tiene más coincidencias con el modelo hondureño de 2009. Veamos primero el rol de los Secretarios Generales de la OEA en ambos golpes. En 2009 se mostró que a pesar de la expulsión de la OEA el Secretario Insulza reconocía como interlocutores al Gobierno golpista de Micheletti. En el caso de Bolivia la OEA hizo como si nada hubiera pasado, mientras que el Secretario General, Luis Almagro, tomó decididamente partido por el golpe, negándolo como tal y diciendo que el golpe si lo hubo lo dió Evo robándose una elección. El descaro de este señor es infinito. Mientras gente del Pueblo muere él avala las locuras y violaciones de la Constitución del Golpismo.
En ambos casos los golpistas jugaron con las políticas de hechos consumados impuestas por la via de las armas, expulsando del país al gobernante constitucional y basando su falsa pacificación en el reconocimiento del gobierno golpista. En Honduras el mismo partido del Presidente Zelaya lo dejó solo y lo traicionó, en Bolivia los legisladores del MAS primero cedieron el control del Parlamento y ahora avalan la dictadura de Añez debatiendo en el Congreso una ley electoral que le dé forma al golpe. La gente del Pueblo sigue en lucha contra el golpe, mientras sus dirigentes no parecen tenerlos en consideración y sólo piensan en conservar sus sillones aún con el golpismo encima. Entraron en la etapa de negociar la derrota, entendemos que puede ser para evitar derramamiento de sangre, aunque no vemos cuan efectivo pueda ser darle más poder al poder a tal efecto.
Todo parece encaminarse a la repetición de la Historia como doble tragedia, la gente sigue muriendo y la farsa de la pacificación es o parece ser el eufemismo que se usa para repartirse cargos haciendo de cuenta que nada ha pasado.
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