Esta semana parece que la desesperación de los alcahuetes, suponemos que asalariados de sus poderoses patrones, parece haber tomado un impulso considerable y en su incontinencia salieron a mostrar la cara real del despropósito que dicen defender a ambos lados de la grieta, que sólo se cierra por dinero. La burguesía es así, su vergüenza y desvergüenza se compra por monedas o por gruesos billetes. Esta vez no hablamos ni de Clarín ni de Página/12 que cada vez se mimetizan más y pretenden mostrarnos extremos que no son tales, que sólo sirven para cagatintas de quién les pague, no importa que sea la Barrick Gold, ellos sirven al capital sin mirar quién. En este caso, su alcahuetería nos sirvió para conseguir las declaraciones de sendos guarros de ambos lados de la grieta.
Hablamos de seres que por su repugnancia en cualquier lugar deberían mantenerse alejados de las declaraciones en la campaña ya que serían “piantavotos”. Ahí surge lo peor de la grieta, estos seres de nauseabunda verba, son legitimados o justificados por una serie de pseudocomunicadores que se dedican al arte de la repetición serial, tal cual uno y el otro bando trabajan así. Después estos señores y señoras se quejan de que les digamos que son lo mismo, unos mediocres que sólo apuntalan el sistema y que lejos de trabajar para el Pueblo trabajan para el cargo y las cajas de su facción.
Arrancamos por el primero de los alcahuetes, en este caso el actor Luis Brandoni, jugado totalmente con el Gobierno de Macri pretendió salirle al cruce a los pilotos que referían la protesta que estaban desarrollando contándoles la misma a los pasajeros al final del vuelo. Un nuevo papelón que fue muy notorio y en tiempos de celulares con camarita los ciudadanos tenemos la chance de reflejar estos momentos donde los alcahuetes se muestran tal cual son.
Del otro lado de la grieta el siempre impresentable alcahuete oficial de CFK, Aníbal Fernández, se despachó con declaraciones donde tratando de ahondar la grieta con gente que es igual a ellos pero que les disputan las cajas, salió con un exabrupto mayúsculo planteando que antes de confiarle sus hijos a la Gobernadora Vidal se los confiaría al femicida serial Barreda. Tal burrada debería ser repudiada, pero aquí las aguas se dividieron, algunos repudiaron y otros, fieles a su alcahuetería serial trataron de justificarlo, mientras del otro lado de los negocios se regodeaban difundiendo el video de Aníbal Fernández tratando de tapar la sandez de Brandoni.
La conclusión es la misma de siempre por más que ambas facciones de la oligarquía argentina intenten disfrazarse, huelen se ven y son exactamente lo mismo, con diferencias de colorcitos y pegatinas nomás. Y al parecer la campaña ya nauseabunda no se detendrá si no en estas cuestiones, riéndose al mismo tiempo de conjunto de los problemas de la ciudadanía.
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