El 23 de enero en Caracas, Venezuela, el Presidente de la Asamblea Nacional, el opositor Juan Guaidó, se proclamó Presidente Encargado de la República Bolivariana de Venezuela. En el video a continuación podrán ver como la oposición de derecha venezolana al gobierno constitucional de Nicolás Maduro da a por si misma su mensaje agresivo y arbitrario en pos de tomar el poder.
Hasta aquí la fría pauta informativa, la primera aproximación a este “fenómeno”, quizás por lo gracioso que puede parecer en principio. Y parece un chiste, de hecho fue motivo de proclamaciones similares a modo de burla en todo el planeta, tan irracional que llevó al fanatismo por sectores en pugna a dirimir quién se pasa más por las partes ciertas Convenciones en pos del objetivo de defender la facción. ¡Ay, Orwell, ni vos te imaginaste ésta!
Para avanzar en el tema nos vamos aún más lejos en tiempo y espacio y volvemos a la Argentina en el año 83. Un momento en que de alguna manera se ha dado en expresar y actuar en pos de evitar acciones que puedan habilitar al farsante poder a desplegar su horizonte de salvaje y física violencia política. Las Fuerzas Armadas deben cuidarse mucho y mantenerse al margen y alejados de la militancia, por eso nos repugnó ver en abril de 2013 ver a militantes cantando el himno con militares y dentro de la Universidad Pública.
Todos éstos prólogos para fijar desde El Irreverente la ya conocida posición desconociendo o no tolerando ningún gobierno que no tenga un mínimo de legitimidad y vértice constitucional que lo sostenga. Somos demasiado laxos sin embargo en si la forma es fehacientemente representativa de la voluntad popular la elección del Jefe de Estado. Por lo tanto, cae de madura la posición que tenemos con respecto a la autoproclamación de Juan Guaidó, otra invención más de las muy peligrosas que siempre nos tiene preparadas la derecha en Venezuela y sus formas raras de definir dictadura y golpismo según sus protagonistas y facción.
Pero deja al poco tiempo de ser chiste, cuando al menos 60 países apoyan al indefinible gobierno de Guaidó. Cuando de activan o militan claúsulas democráticas en la OEA no para proteger al gobierno constitucional si no al pretendido gobierno opositor cuya legitimidad es inexistente. Tampoco, causa gracia que sea recibido. el “Presidente Encargado” como Jefe de Estado en la mayoría de los países de la región y ya comiencen a aceptarle embajadores. Cuando desde la derecha colombiana se hace la “Gran Uribe” y se mandan a organizar recitales “por la paz” cuando no la desean ni hacen negocio en ella. Más teniendo, en cuenta que cual rey de Duloc, Don Juan Guaidó no tiene problemas en invertir vidas humanas que crea necesaria con tal de poner su sarnoso trasero en el Palacio de Miraflores. La estupidez y el poco apego a preservar la vida del propio y del otro son ingredientes que sólo pueden desencadenar una tragedia y con los que Guaidó juega como si fueran fichas en el Casino. Lamentamos no brindarles optimismo sobre el futuro de Venezuela, pero no podemos mentirles.
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