El Presidente Mauricio Macri inauguró las sesiones ordinarias del Congreso con un discurso que poco tiene que ver con la realidad, soslayándola y adaptándola a su propio y único objetivo que es permanecer en el poder pase lo que pase. Sin anuncios y con reivindicaciones ridículas que sólo existen en un imaginario construido para los medios adictos que serán la base de esta empresa que se proponen llevar a cabo desde la Rosada.

Uno de los puntos más salientes del discurso son unos 20 segundos donde traza un panorama fantástico con cifras inconcebibles que ni sus acólitos más irreflexivos podrían sostener.

Suponer el crecimiento de la economía y las exportaciones, la baja de la inflación y la pobreza no requiere mayores comentarios, su posición de campaña (ya que sólo eso mostró en su discurso) es crear una realidad mágica y al repetición de la misma a través de los aparatos de prensaen los que confía ciegamente como reemplazo de un programa de gobierno.

Lo más cómico del tema es que días atrás el diario La Nación (que no es para nada un medio opositor) reflejaba que en 2018 hubo 191300 trabajadores registrados menos que en 2017. La pregunta es: ¿Como hizo en 48 horas para recuperar casi 900000 puestos de trabajo para reflejar un su discurso estas cifras? No lo hizo, por que la realidad no importa a la hora de quedarse en el gobierno, sólo tienen que parecer que todo está bien. 

El Presidente continuó con sus imaginarios reivindicando o adjudicándose la protección del Estado a las mujeres y sus derechos, en un tiro por elevación a la oposición por el caso de la niña violada y torturada en Tucumán. Y de nuevo puso en discurso lo que en los hechos jamás hizo. Teniendo los resortes del Estado para intervenir en temas de derechos humanos no lo hizo ni en Jujuy ni en Tucumán, sólo dejó actuar y poco le importaron los derechos de las mujeres y las niñas sobre todo. 

Al mismo tiempo el Presidente reivindicó la intervención del Ejército en el combate de la delincuencia, algo que por repetido (recordemos los operativos Fortín del kirchnerismo y el compartido hasta 2017 llamado Escudo Norte donde la Fuerza Aerea como mínimo era utilizada para esos fines) no deja de ser siniestro, amedrentando a los civiles con el uso de las fuerzas armadas con excusas variadas como el combate a las bandas narcos. También declaró el éxito de esta política mientras las drogas entran sin filtro en todo el país poniendo en duda su declamación exultante de victoria.

Un solo anuncio hizo Macri que es el aumento de un 46% de la Asignación Universal por hijo, casi una obviedad en tiempos de una inflación que el gobierno parece querer negar con fines electorales.

El Presidente cerró su discurso como un entusiasmado barrabrava queriéndole poner un optimismo que se contradice con la miserable cotideaneidad de 44 millones de argentinos. Al grito de “¡Vamos, Argentina, con fuerza, con coraje, con pasión, este es nuestro país y juntos lo vamos a sacar adelante!” terminó su arenga a la Asamblea Legislativa que sólo pareció una tribuna electoral y la confirmación de que lo único importante para gobierno y oposición son las cajas y los cargos que puedan obtener en octubre próximo.

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