Milei nuevamente supo capitalizar las amenazas hechas por el peronismo, sostenidas a través de parapoliciales propios o de su bolsillo, que también es el nuestro, negada por otros planteando que lo que menos quiere el peronismo son líos en el Acto de Milei. Y sabemos que cuando un peronista dice esto es por que prepara lumpenios para arrogarse los derechos del Pueblo y determinar quién puede o no puede ir a tal o cual barrio.

Esta campaña bonaerense terminó como si la Provincia de Buenos Aires fuera Tijuana, pero solamente en lo institucional, ya que Turismo tiene poco y gasolero. Siempre está llena de groserías como su Constitución creada como para perpetuar una hegemonía minoritaria y duradera allí. Dio el mayor de los ascos y será difícil que veamos algo tan nauseabundo como esta campaña electoral, vacía de contenido y rellena de violencia hasta el caracú.

El acto se llevó a cabo y el Presidente de la Nación (que a todo esto no es candidato a nada) elevó los niveles de pirotecnia verbal, insultos y acusaciones, poniendo en el centro de los males del Universo al Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, al que le deparó una serie de insultos, entre otros: “Enano Soviético” (lo repitió muchas veces), “Basura inmunda socialista que inició una campaña de desprestigio” (Nueve palabras y se contradice severamente). Milei no ahorró insultos y horizontes de violencia en un cierre de una campaña para el olvido para él.

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