Se vuelven a reir de vos: Duhalde abraza al alumno menemista electo presidente

Si hay algo en que siempre se caracterizó el kirchnerismo es en su interés de contar la historia al antojo de sus dirigentes. Así se cargaron el prestigio en los caprichos de la jefa multimillonaria de cientos de intelectuales, algunos de ellos también de pocas luces, sirviendo al fanatismo reinante en esa corriente distribuidora de pesos entre justificadores y de palos entre aquellos que no eran “del palo”. Dijeron de todo de Alberto Fernández, que agente de Magnetto, que traidor, que esto que el otro. Bastó que la magnate en jefe lo pusiera como candidato a presidente para que los genuflexos de la tropa y los alkahuetes a sueldo o ad-hoc desandaran el camino y hablaran de la genialidad de Alberto.

Luego vinieron cayendo como efecto dominó todas las mentiras de años que Massa, que Felipe Solá, que todo enemigo era amigo por que “es con todos” como dice el nuevo slogan. Y aquí otra característica del kirchnerismo y quizás lo que lo identifica más, como la consecuencia y la cría del menemismo. La repetición de un slogan tam aplio como amorfo, así sus subditos pueden difundirlo, sin pensar y que lo siniestro de las acciones sean tapados por el slogan. Sí, algo así como crear una Secretaría de Estado para controlar el relato histórico, otro sueño del menemismo del siglo XXI con el cual exorcisan o pretenden hacerlo el macartismo que los cobija.

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Recordemos octubre del 2010, cuando la brutal tropa ferroviaria kirchnerista asesinaba a Mariano Ferreyra y salían corriendo los alkahuetes del Diario El Argentino a decir que eran “los gordos de la CGT que se juntaron con Duhalde”. Pocas horas después la Operación Descarte cayó por el peso de su propia mentira en la peor operación de control de daños de la historia democrática desde 1983. Pero se mantuvieron en su linea, permitiéndo que en una semana hasta el referido principal responsable político del asesinato del militante del PO quedara impune. Nada pudo salvarlos y de allí en adelante recrudeció el macartismo kirchenerista, acusando a toda gente de izquierda de funcional a la derecha. Toda persona de pensamiento progresista que no se pusiera la gorra al servicio de la jefa de estado era un “trosco funcional a Duhalde” que pasó a ser el diablo en persona para el kirchnerismo.

No sorprenden los elogios de Alberto Fernández, menos sorprende el apoyo y el silencio de la prensa adicta a CFK y sus séquitos inestables ante esta visión novedosa sobre Duhalde. El fin siempre justifica los medios, tanto en el kirchnerismo como en sus ancestros menemistas. Y el fin es conseguir los cargos, la caja y el poder de manejar y comprar opinión pública y matarle el hambre a sus secuaces que pasarán a ser genios en lo suyo y personas con derecho a que se repitan sus estupideces más fanáticas. El movimiento todos por los cargos, sabe que después de Macri, por tres años no serán obligados a pensar en el ultrapresidencialismo de nuestro país y piensan usar esa impunidad al máximo.

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