Por el Prof. Juan Carlos Sánchez
Contar mi vida tiene un sentido. Práctico, problemático y febril. Y tal vez sirva de ayuda para comprenderme, a aquellos que no me conocen personalmente y a quienes han adquirido algún tipo de discapacidad, sus familiares y sus amigos. Constituye una aventura que me debo desde hace mucho tiempo. Pocas y pocos me entienden. Lo advierto en la calle y en aquellos espacios en los cuales participo.
No es fácil. No es lo mismo convivir que vivir. Elijo seguir andando por este mundo pese a mis limitaciones. Algunas cuestiones serán omitidas por razones legales, hasta tanto sean definidas. Estas líneas van a tener un sentido práctico, al conocer ciertas aristas que son desconocidas por la mayoría de los mortales; problemático, porque se van a conocer los límites de la discapacidad para quienes la han adquirido, pues ello no se elige y simplemente aparece, y febril, porque porque es una mezcla de vivencias, sensaciones y emociones que van todas juntas y al mismo tiempo.
Algunas y algunos hablen de convivencia con cualquier tipo de discapacidad. Es lo más común. Lo difícil es encarar el desafío de vivir con las que ha adquirido a través del tiempo y verán las dificultades que entraña. Lo político, lo económico y lo social se enredan, junto con la cultura represora que nos envuelve a todas y todos al decir de Alfredo Grande. Y el colectivo hace tiempo que está dividido para defender sus derechos, mientras que mi vida la he dedicado a intentar hacerlo.
Pasé de una infancia relativamente feliz a una adultez que no me deja respiro. Por eso, la importancia de estas líneas que alguna vez tendrán el formato de libro escrito por una persona con discapacidad. Dictadura genocida mediante, tuve una adolescencia marcada por ella y ello luego influyó en mi juventud. Tuve aciertos y también errores. Aún hoy estoy revisando ciertos aspectos de mi andar por este mundo.
Pasé de una hipoacusia bilateral al fantasma de la depresión. Y sin embargo, sigo combatiendo todas las formas de la cultura represora como puedo. Ahora puedo contarlo, después de muchos años y recordando aquella convocatoria de Oscar Castelnovo acerca de la escritura de una autobiografía. Prefiero contarlo antes que otras y otros lo hagan.
Van a surgir historias alegres y otras, no tanto… Pero así viví y pienso morir con las botas puestas. No es poca cosa en los tiempos que corren…
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