¡Hasta la victoria siempre, Aldo!

Hace días que las letras no salen en esta computadora, para escribir la tristísima noticia de la partida de un hermano de esta casa, Aldo Sergio Germán Chajet. Podría escribir esta nota como él me enseñara a hacerlo, partiendo de una vivencia en común e hilar de allí con el homenaje a la vida, nunca a la muerte. El tema con Aldo, es que las vivencias son muchísimas, desde 2003 transitamos más de una aventura en el Boxeo, donde cualquiera que haya tratado con él sabe que se destacaba simplemente por ser una persona de bien, de palabra e incapaz de hacer daño a nadie por que sí o por que no.

Me gustaría hablarles de como los niños donde quisiéramos estar, hacían conexión con él y confiaban, con excelente tino en él. Un día en el Club Master de Laferrere, estrenando mi cámara de DVD nueva, estábamos en un grupo hablando por millonésima vez de alguna pelea, cuando un niñito de unos tres años se acercó el grupo en el que estaba en un estadio repleto y sin más le preguntó al Gordo si lo podía llevar con su familiar el santiagueño Américo Saganía. Quizás pueda pensarse que era un niño más grande y por eso lo veían confiable. No sé los borrachos, pero puedo asegurar que en estas cosas, los niños rara vez se equivocan.

Gran parte de la carrera amateur y profesional de los boxeadores argentinos en este siglo quedaron registradas en su lente y su archivo digital sobre la cuestión es magnífico. Autor en la Página Argentina de Boxeo de la columna de BOXEO ORILLERO, donde relataba sus pasos por los lugares más reconditos del país donde se hiciera boxeo. Dejó registro de lo que podríamos llamar el RealBoxing, de donde se formaron más de una de las superestrellas de este mundo. Fue el mayor aportista en la Argentina de los recontra malagradecidos registradores de campañas de BoxRec, que hoy no es más que una burda mesa de negocios y que no puede ser tomada como fuente de nada. Los embates de la miserable FAB de Bisbal y Romio, a través de los lacayos de los promotores terminaron poniendo en ese lugar que ocupaba Aldo a unos desdichados agentes de los mercachifles del Boxeo. A diferencia de todos, Aldo trabajó siempre por el Boxeo y nadie puede ni quiere reprocharle nada. Si alguien tiene alguna duda, que mire la devastación emocional que produjo en el mundo del Boxeo la partida del Gordo.

Como amigo personal, lograba articular (cuando la palabra aún no estaba de moda) a personas muy diversas que poco tienen que ver una con la otra, pero que se unen, como dice Toti, su amigazo de toda la vida, en razón de su amistad con él. Un tipo capaz de perder mil veces, paradójicamente nunca siendo derrotado. Que arrogante la maldita muerte que piensa que se lo llevó.

¡Hasta la victoria siempre, hermanito!

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