Alguna vez empezó una Historia donde todas las vivencias de la vida explican a dónde y cómo llegó a ser lo que es un ser humano. Y de eso se trata la obra, que explica una paciencia infinita, que no es tal, que es esperanza, de siempre estar cerca de llegar aunque el camino esté lleno de obstáculos.

La cultura japonesa (tal cual se concibe generalmente) puede explicar lo que, al ojo apurado del trajín diario parece frío y hasta distante, pero el desarrollo de la trama de este unipersonal llamado Tintorero te va a ir llevando por profundas emociones mezcladas con la vida siempre al borde la catástrofe y a veces en la tragedia misma. Ese torrente de emociones sin escapatoria explota en el escenario, siempre terminando en esa calma que no tiene nada de tranquila y que en si misma enseña a las tormentas por venir que se también se vienen la esperanza, el amor y el futuro.

Eso es Tintorero, donde el artista te lleva al interior de su alma, y te saca de ella, a salvo como siempre, sabiendo que mañana será la misma y que cada jornada tiene su único y seguro destino de felicidad a pesar de todo.

La actuación de César Arakaki podría explicar la magnitud de esta obra, pero como en todo nadie hace nada solo, salvo lamentarse si se es un militante y un artista de bien.

Tintorero es:

• Texto y Dirección: Iván Moschner
• Escenografía y vestuario: Luciana Morcillo
• Fotografía: Andrés Ojo
• Iluminación: Leandro Crocco

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