Una jornada de lucha que deja varias lecciones
El 29 de noviembre terminó como empezó: la Plaza es de las Madres y no de los Cobardes. Esta vez son los fascistas los que se van con su frustración a cuestas, con la poca nafta que le queda a su odio y sabiendo bien que este fue el Waterloo del violento y sus decrépitos secuaces. Terminó “pidiendo a Dios” que no haya violencia, tal su grado de decadencia humana: nada mal para un nazi.
Así como Pampillón retrocedió ante la tenaz resistencia de gentes de izquierda como Esperanza y Convergencia Socialista y muchos militantes de Derechos Humanos que se sumaron a la defensa de la Plaza de Mayo. Con poco, este señor no supo que hacer y debió ser una cándida palomita acurrucada al amor del Estado.
Vemos bien claro que con convicción y que si tu colectivo se duerme, hay que salir a madrugar con otros, sin esconderse como ocurrió con muchos, casi todos ellos que marchan con los verdugos del Pueblo el 24 de marzo y cuando tienen que defender posiciones históricas juegan al avestruz.
Visits: 14
1 thought on