Palabras, tan sólo palabras: nada menos cierto

Algunos podrán decir que son solamente palabras en un acto, pero quién las menciona es un diplomático argentino, nada menos que un embajador, de ahí la gravedad de lo dicho. Como tal, el embajador representa a su país y a su Jefe de Estado. En un acto que conmemoraba a nuestro Libertador, Don José de San Martín, conocido por liberar a varios países de la monarquía española, la frase “Viva el rey”, como mínimo, es inapropiada.

Tendríamos tres tipos de razones básicas que marcan la gravedad institucional del hecho en cuestión:

• Cuestiones históricas: Don José de San Martín luchó contra el Imperio Español y la monarquía de la época para lograr la independencia de Argentina, Chile y Perú. Pronunciar una frase de lealtad a la corona española en un evento en su honor es una barbaridad inadmisible.
• Cuestiones de representación: el embajador como representante de la República Argentina, cuya forma de gobierno es Republicana, Representativa y Federal, no debe jamás ensalzar a instituciones de la Monarquía. Su lealtad se debe estar siempre con la Constitución de la Nación, el Pueblo argentino y a las instituciones de la República que representa.
• Cuestiones diplomáticas: puede ser cortés y parte del protocolo mostrar respeto por el Jefe de Estado de un país anfitrión, pero la frase “Viva el rey”, va más allá de un simple saludo protocolar. Es una expresión de apoyo y lealtad que no corresponde a un representante de una República.

La frase no pareció un desubicada y fuera del contexto del evento que se celebraba allí, y como diplomático, la decisión del Embajador Wenceslao Bunge es repudiable por donde se la mire,

En cuanto al Estado argentino esta otra muestra de sumisión a cuanto Imperio se le cruce y cuya política diplomática es más de eso mismo. Esperamos que busquen un estándar para el país de “DIGNIDAD CERO”, por que ahí sí estarían teniendo éxito.

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