El Presidente no quería ser menos en esta barrabasada
El Presidente de la Nación es otro producto político de la mentira que lo llevó al poder. Sus buitres se degluten a sus amigos y utiliza el fantasma de la vuelta del kirchnerismo para ver si pueden poner la atención en su persona y en sus enemigos.
Salió en el mediodía del Día del Amigo en la República Argentina a soltar sandeces nada amigables en tuit que rezaba: “Cuando pasan cosas como las de anoche me pregunto qué pensarán los imbéciles que acusan de violentar a la República porque los modales no son de su agrado. No dimensionan el monstruo que enfrentamos. De hecho, el monstruo vive porque cuando lo ven se orinan en las patas”.
Este señor que nos gobierna es un César (o así se autopercibe) y se mete en un tema que nadie lo llamó por que como buen ultra entiende piensa y siente que debe estar en todo. Un concepto de superhombre que no se condice con sus conservadoras posiciones políticas.
Un ser miserable que se dice genial, pero que ni él mismo puede convencerse de ello.
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