El abstencionismo victorioso de restaurantes llenos y comicios desiertos

En esta elección nadie puede discutir que el gran ganador fue el abstencionismo, ya que a votar concurrieron el 53,35 % de los porteños empadronados. Como le gusta Milei haciendo deducciones le descontamos a ese total los votos en blanco que representaron el 1,90%, quedando el abstencionismo en un 47,75% del padrón, lo que es lo mismo que 1.475.004 porteños decidieron no votar por nadie.

Esta vez fue visible para quienes iban a votar que los comicios estaban vacíos y que no era el mismo el panorama en las ferias y restaurantes donde la familia prefirió pasar su tiempo a pasar a votar en la mayoría de los casos.

Todo esto podría indicar un cierto hartazgo de la gente con las problemáticas que le plantean les polítiques, lo que se les hace chino, como mínimo. Es evidente que el adormecimiento de los sectores medios porteños, que votaron mayoritariamente a Santoro, ya se hace como alarmante.

Un Gobierno liberticida está tomando desde el Estado cada una de las libertades públicas, leyéndolas desde una lógica de conveniencia particular de quienes son dueños de todo y el principal sujeto de lucha política y defensor histórico de estas libertades deja que el Gobierno siga en su totalitaria tesitura. Y siempre aseguramos que si la llamada “Clase Media Porteña” no se mueve, no hay en este país poco federal quién pueda hacerlo.

Así las cosas, los jubilados seguirán recibiendo palos y esa brutalidad tendrá apoyo popular o algo muy parecido, como una patética indiferencia.

Mientras tanto, el PRO como los K, repiten la misma estupidez de que “está de moda la crueldad”, tomándonos por idiotas como siempre. Una manga de mutantes éticos condicionados por su fanatismo tienen tomado el país y tienen la inmensa mayoría de los votos.

Ningún poder se limita a si mismo y Milei luego de estas elecciones no se siente limitado en lo más mínimo. Sólo resta saber, si lo de la mayoría de nuestros citadinos es indiferencia, miedo o complicidad.

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