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El mundo se paralizó para seguir por diversos medios del sistema la asunción del 47° Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Una ceremonia en la que el susodicho, mostró todo el juego de entrada, en medio de una ola Ultra que está cubriendo el planeta.
El 20 de enero, será un día en que los farsantes del Mundo, que coinciden casi con exactitud con quienes lo gobiernan o desgobiernan, depositaron muchas ideas de definiciones y que terminó con una “tabla rasa” más simbólica que real y mucha bravuconería imperial de costumbre en estas gentes.
Nada bueno se espera en el futuro, los dos bloques imaginarios del poder se entremezclan no para liberar a nadie si no para continuar con el sometimiento por vías más hipócritamente ordenadas.
Asumió Trump con las viejas amenazas de siempre, pero con un cinismo más agudo, lo que lo hace un alquimista del miedo. Será así hasta que se pase de la raya y a sus enemigos no le quede más remedio que enfrentarlos.
Seguirán siendo picantes y pícaros, sabiendo que los platos rotos de su estupidez siempre los pagará el Pueblo.
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