Al parecer, la República Bolivariana de Venezuela cuenta al día de hoy con dos presidentes electos, tal el marco de lo impresentable que es la convivencia política en ese país hermano. Ellos son: Nicolás Maduro Moros y Edmundo González Urrutia y ambos aseguran que asumirán su cargo el 10 de enero.
Comenzando el año, Maduro solicitó una orden de captura internacional de González Urrutia por un millón de delitos que parece endilgarle.
El prófugo, según Maduro, o Presidente Electo, según la oposición inició una gira por el continente asegurando que el 10 de enero asumirá la Presidencia de la República. Como parte de la gira, el 4 de enero Milei recibió a Urrutia en la Casa Rosada y allí balconearon ante una multitud de venezolanos exiliados en la Argentina, lo que desató una catarata de sandeces de los cultores y beneficiarios de la grieta.
Tras que éramos pocos, el Senador Republicano de los Estados Unidos, Marco Antonio Rubio, manzanillo siniestro de Donald Trump no creyó necesario que su jefe asuma el Gobierno para interferir en los asuntos internos de otra nación. El señorito parece no enterarse que Venezuela es un país soberano y sin facultad que lo justifique llamó a las Fuerzas Armadas a deponer a Maduro. Costumbre típica y criminal de la gusanera de Miami.
Dos presidentes por asumir, proclamas militares cruzadas en un auténtico sainete aunque demasiado siniestro ya para causar ninguna gracia. La situación de Venezuela no brinda indicios de ningún mejor final de esta historia que no sea un conflicto violento de proporciones en todo el país.
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