El 14 de noviembre, el Presidente de la Nación, Javier Gerardo Milei, viajaba raudo a la residencia de Donald Trump en Mar-A-Lago con la intención de ser el primero en brindarle el Presidente Electo de los Estados Unidos su voto de obediencia y sumisión absoluta. Fue a una de esas “cumbres” con los “genios” de la Ultra (suena raro y lo es como perro verde), en la que seguramente aplaudirá, adulará y lo pondrá al tanto de qué partes del país le va a regalar al Imperio.
La primera entrega de su mandato al futuro Presidente se hace a domicilio al parecer para Milei y sus Chukys de la Ultra, era el muñequito de Meloni y hoy se encamina a ser el gendarme de cabotaje de Trump.
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