Democracia para Siempre: la nueva unidad de negocios del Radicalismo

La Unión Cívica Radical luego de su debacle en 2001 ha ido mutando y creando esporas infectas que vender por donde sea. Saltan, se dividen, se rompen y se doblan y , sí sobreviven a los desastres que han hecho con el Estado cada vez que fueron gobierno. 

No es raro, que se autoperciban como propietarios de la democracia burguesa, tal la soberbia de esta gente, que asegura que ellos son tolerantes. Expertos en mesas chicas y en dividir su grupo de relaciones sin un aval doctrinario, lo que les permite ser los fieles representantes por tal motivo de ese chiste que asegura que “si no te gustan mis principios tengo otros”. Así, el centenario partido que parecia acabado 20 años atrás se reinventa al servicio de quienes detenten el Estado, o mejor dicho las cajas con las que se alimentan los reptiles que tienen por referentes. Siempre están en venta, se abren en diversos grupos que simulan una diáspora que se hace y deshace de acuerdo a los intereses económicos personales de sus punteros. La falta de principios les permite, con una cara de piedra que hasta el peronismo envidia, mutar cuantas veces sea necesario y venderse al mejor postor. Casi siempre te venden que representan las ideas de sus vacas sagradas sobrevaloradas y escondidas sus tropelias y sus persecusiones constantes no a quienes piensan distinto, si no más bien a quienes se cruzan en su estructura de latrocinio y metaformosis de comercio. 

Estos contubernistas, en los últimos días han armado una nueva unidad de negocios formada por viejos mutantes de la política vernácula capaces de cualquier cosa y le han puesto (son muy buenos en eso de crear nombres y sellos de goma) “Democracia para Siempre”. Hay que entender que esta gente carece de vergüenza y lo de ellos a diferencia de la mafia tienen un único principio, un leit motiv eterno: “todo personal mientras sea negocio”. El bloque en diputados que promete otro fasrante cisma electoral del radicalismo, está compuesto por el neurochanta Facundo Manes, el multifacético mistificador de Martín Lousteau y otros diez legisladores nacionales y prometen vender sus servicios de servilismo al kirchnerismo, al menos por el momento, por que si hay algo que el radicalismo no tiene son ideas unificadoras, si no cargos y cajas, lo único a lo que son leales.

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