La DesKomposición de la mano de obra parapolicial del Régimen anterior

Las Kajas: lo único que los mueve, lo único a lo que son leales

Hace poco tiempo, Brancatelli, Mengolini y la crema del parapolicialismo kirchnerista, viajó a La Rioja a dar charlas, obviamente por dinero, simplona propaganda con la de todes y que se la patinan para comprar lo que les haga falta en su armado.

Nadie en este país es kirchnerista o, como veremos, nadie es nada por amor, solamente es por dinero. Quintela, quién aún sueña con reventar la Cordillera y sacarle la plata que haga falta, la población de su Provincia lo votará haga lo que haga, mientras garantice la propaganda con parapoliciales famosos que a estos menesteres dedican su vida.

Una Provincia en default que emite una cuasimoneda llamada Chacho, hace eventos donde los Komunikagadores de Buenos Aires, le cantan loas al Gobernador y se sacan fotos con su billetito “00000024”, como les contáramos meses atrás. Una vergüenza para cualquier mortal, pero estos no son cualquier mortal, para ellos el fin de llenarse la panza justifica cualquier medio y ante la escacez de cajas que les regalen eso, abrazan a quién sea que los mantenga.

Todo esto resultó en que muches se movieron con Quintela que quiere ser Presidente del PJ. El riojano aprovechó el desmadre dirigencial del peronismo para posicionarse como el capo. El problema es que apareció Cristina pidiendo el cargo y hoy se reunió con Kicillof (el que maneja la Kaja Boba más grande del país) y las cosas para los parapoliciales se complicaron. Tendrán que elegir a qué Kaja servir de funcionales o recibirán fondos de ambas, ya que la cara de piedra para ello la tienen.

Lo cierto para esta gente es que en tiempos de guerra (y el peronismo siempre está creándolas) son buenos los negocios para los alKahuetes y si es lo suficientemente hábil en la venta de humo lo son más. Obviamente, que a esta altura es de ver que a seres tan desleales solamente el dinero los mueve y los poderosos tienen mucho (que es de todes), pero que saben usarlo como su alcancía.

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