El fuego y los negocios llegan en patota
La Provincia de Córdoba, sus dirigentes y sus pulpos industriales sienten una molestia que se llama MONTE. Necesitan espacios desbrozados para poner sus generadoras de dinero, sus medios vitales con los cuales sostienen su base de poder y sus privilegios, en tanto dejan a cientos de miles sin un habitat, sean humanos o cualquier especie.
La ambición de estos repugnantes seres no tiene límites: sostener un sistema inhumano e inviable, que carece de ideas innovadoras, que ve en el mercado, a un grupo cautivo de personas que les proveen su bienestar, la fuente de toda la sabiduría y la riqueza. Reventar el planeta no es el objetivo, lo que quieren es agregarle valor al Kapital, algo de lo que no pueden jactarse de generarlo si no es haciendo un desastre la vida para las generaciones presentes y futuras.
Donde hay necesidad, entienden estos señores, nace un negocio. Y ese negocio parece ser, entre otros, el mismo que cuando destrozaron gran parte del Valle de Punilla con la Autovía 5 y sus transportes de mercancias ruinosas para la población, hacia, por ejemplo el Puerto de San Lorenzo.
Empresas que siguen matando a sus coprovincianos celebran que sus “sicarios ambientales” se carguen el Monte. Ya tienen la ruta casi terminada y si le sacan del medio bichos, arañas, plantas y pajaritos y sobre todo a todo ser humanito, los negocios van a ir viento en popa.
El Estado se hace presente persiguiendo a quienes combaten el fuego, mandando a unos mentecatos a hacer algún amague de cortafuegos y, por último, deteniendo a gente en San Marcos Sierra por apagar los fuegos en serio.
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