Confiarse en chicanear desde La Rosada tiene sus riesgos
Las excentricidades y chicanas de Adorni en este nuestro país futbolero parece que han terminado de cansar a propios y extraños. Día a día, el vocero presidencial relativiza las violencias de sus trolls hacia les periodistas que ponen en la usina de odio como opositores, justifica las amenazas de su troupe de alKahuetes seriales y todo lo que se imaginen, dejando a Gabriela Cerruti como una cándida palomita, siendo que la anterior vocera era bastante siniestra. Sus propias bravuconerías lo han llevado a eclipsar, si se pudiera, los abusos, acosos y golpes del peronismo a sus compañeras y colaboradoras cercanas.
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