Como se destapó la olla de la violencia de género presidencial

Si bien los hechos a los que nos referiremos en los próximos minutos son de conocimiento del juzgado desde finales de junio al menos, cuando se peritó el teléfono de la funcionaria María Cantero y se encontraron chats que aludían a un delito de acción privada cometido por el ex-Presidente, pero a tal efecto se debe contar con la denuncia de la damnificada, lo que en un proceso meticuloso de separar del resto de violines, akosadores y golpeadores ya famosos en esa agrupación política que hace del negacionismo una religión. Como cuando durante la pandemia imponían la cyberpatrulla, la vigilancia estricta de la sociedad y las violencias diarias que no salían a la luz gracias a las redes de encubrimiento que son tradicionales en el peronismo.

Hasta el 4 de agosto, cuando el abogado Fioribello confirmó a los medios la existencia de los chats incriminatorios, la primera dama decidió no hacer la denuncia , pero el tema ya estaba instalado y el justicialismo en todo el tiempo trató de preparar el correspondiente control de daños, ya que entre los casos Guazzora, Alperovich, Espinoza, Brieger y demás machos peronistas, quedarían más expuestos en el departamento de abusos que la propia Iglesia Católica.

En cuanto a la víctima, Fabiola Yáñez, no podemos decir nada sobre si era correcto o no el no acceder a seguir la denuncia, ya que como ya sabemos, las víctimas denuncian cuando pueden y sobre todo en un caso en el que el Poder estuvo más que interesado en taparlo todo.

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