Introducción al Informe sobre el Caso Fabiola Yáñez

Durante muchos años tuvimos que soportar que se dijera que las denuncias sobre abusos sexuales, acosos y demás violencias hacia las mujeres perpetradas por el peronismo fueran cosas de nosotres los GORILAS.

Fuimos los que no entendíamos al peronismo, su esencia popular y nacional y todo el cúmulo de excusas que pusieron, como cuando Cristina negaba siquiera el debate de la IVE y nos decían que la odiábamos por ser mujer y que era pobre y que los oligarkas éramos los que no comprendíamos, según dijo un bufón financiado por el Estado, que lo que gobernaba era el amor. Y tenía razón, Copani, pero el amor al billete, a la violencia encubierta por el poder, a los violines protegidos, a las desapariciones de personas del “no vas a comparar”, del encierro de todes y sus nenitos de mami saliendo a pintar en plena pandemia con custodia policial y ahora el ex-Presidente usando la privacidad de Olivos para golpear a su señora y gente que visitaba la quinta que se sintió acusada de “petera oficial”, según sus propios dichos y que no vieron nada anormal.

Ni que hablar del Olivos Gate que negaron y que nos dijeron, como el cassette que ahora se puso la ex-banquera peronista y eterna alkahueta serial Juliana Di Tullio, que todo lo hacemos para dejar pegado al peronismo.

Les repetimos, no fuimos nosotres les que golpeamos a nuestras compañeras, fueron son y al parecer serán peronistas. No fuimos quienes tenemos una ceguera proverbial ni los que nos llenamos la pancita con la de todo el Pueblo, ni justificamos el menú infinito de atrocidades que hagan los de arriba.

No se los decimos más, alKahuetes estatales, los que encubren a los cultores argentinos del derecho de pernada son ustedes. Y eso viene de los primeros tiempos del peronismo en que el venerable general violaba a Nelly Rivas y todos lo ocultan. PUNTO y APARTE con esta gentuza.

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