El 30 de marzo de 2006, en la calle Luis Viale al 1269 de esta Ciudad Autónoma, se inició un fuego en el primer piso de un edificio, en el que funcionaba un taller clandestino de costura. 65 personas de nacionalidad boliviana vivían allí (25 de ellos, niñes), hacinados sin un solo lugar decente siquiera donde comer e higienizarse. Muchas de las criaturas también trabajaban en el taller. El incendio se llevó la vida de una trabajadora textil, embarazada; dos adolescentes, uno de ellos que también trabajaba, y tres niños.
Por las muertes solamente le dieron trece años de prisión a los capataces: Luis Sillerico Condori y Juan Manuel Correa. Mientras que los empresarios Daniel Alberto Fischberg y Jaime Geiler, en 2019 quedaron sobreseídos y en pleno poder de uso de la propiedad de la masacre. Después que digan que no existe una justicia de clase. La señora de la balancita espía por algún lugar, simplemente por que es una representación de un imaginario que el Estado quiere hacerte ver que brinde, cuando los beneficios son para el Estado y solamente suyos.
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