Los primeros pasos del Juicio en el Caso Alperovich

29/02 – Declaran las “refutadoras” de Alperovich

En la jornada del jueves 29 de febrero se presentaron a declarar en el Caso Alperovich, la hija del ex-Gobernador, Sara Alperovich y una antigua asociada política suya, la ex-Senadora Beatriz Graciela Mirkin. Sus declaraciones indican que la estrategia del ex-Gobernador es a través de mujeres atacar la credibilidad de la víctima. Parece que creen que les resultará, pero no sonaron muy creíbles sus testimonios por donde se los mire.

Sara Alperovich aseguró ante el Tribunal encabezado por Ramos Padilla, que con la víctima eran muy amigas y que tenía esta última una relación tóxica de la cual salió esta obsesión que fue aprovechada por sus enemigos para arruinar la carrera de su padre. Culpando a la víctima concluyó que “Le destruyó la carrera política a mi padre y a mí también. En todos lados decían que cómo la hija de un violador iba a ser secretaria de la Mujer”. No sabemos cuanto pueda haberlo ayudado a su padre su testimonio con un cierre no muy halagüeño sobre la víctima.

En el caso de Beatriz Mirkin, se enfocó en denunciar que este Caso “Fue una campaña orquestada por Cisneros para matarlo política, familiar y personalmente”. Haciendo vanos equilibrios defendiendo a su jefe, prácticamente lo pinto como un feminista, afirmando que “Mi jefe político era Alperovich, compartimos gobierno y además la campaña del 2019. Se me acercó y me pidió ser vicegobernadora. Yo acepté porque me interesaba dar esa batalla de los derechos de las mujeres dentro del gobierno de Tucumán”. Se dedicó a tirarle con todo lo que tenía a la víctima, ya despojada de todo pudor feminista mostró contradicciones serias al hablar de la víctima. Por una lado dice que la víctima “asumió con mucha responsabilidad y alegría su trabajo como secretaria de Alperovich en la campaña” mientras que en otra parte de su testimonio la acusó directamente de ñoqui, con un muy patronal “Trabajé once años en el ministerio y nunca supe de la existencia de esta chica. Cobraba y no iba a trabajar”.

Ya lanzada en velocidad y perdida cuando cerraba su testimonio tiró muy patriracal Mirkin que “Cuando íbamos de la combi de gobernación, iba mirando mujeres por la ventana y diciendo ‘mirá qué buena está esa mina’. Pero yo qué le voy a decir, iban hablando cosas de varones, no me iba a meter”. No prueba el caso de violación obviamente pero no le ayuda con las evidentes e innegables tendencias misóginas de José Alperovich que quedaron más que en evidencia aún y casi por sus propias “refutadoras”.

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