
Ahora, de salida, frustrades con una carga de quebrades, renegades y traidores que no solamente es política, también y sobre todo, es presupuestaria. Se jugaron sus cartas más de derechas en la campaña y aún así entregaron el país a la ultraderecha.
Muches, quedaron colgados de la brocha y sufrirán Sindrome de Estocolmo los próximos cuatro años a sus nuevos amigos y les veremos la ferocidad y efectividad que no han tenido en los últimos 10 años de integración acelerada al régimen.
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