El amor al poder y el odio por perderlo

El mismo día de la asunción de Javier Milei, un desquiciado lanzó una botella al paso del Presidente y luego, no contento con ello, permaneció en la zona provocando a cuanta persona veía, espetándoles los más patriarcales insultos, hasta que la Policía (que tiene siempre muy buena relación con los kirchneristas) decidió “espantarlo” del lugar cual si fuera una inocente palomita.

El cáncer que hoy deja lugar a otro volvió a mostrar que el odio los alimenta. A priori y cuando los popes de la red parapolicial no habían dado órdenes claras, estos impresentables salieron a “bancar al compañero”, por que esta gente piensa como Augusto Pinochet, que les debemos algo. Sabemos que de tener vergüenza no sostendrían a los monstruitos que bancan.

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