Nunca hay que descuidar lo obvio. Nunca. Lamentarse de que entraron por tu buena fe cuando acordaste con políticos siempre se paga caro. No te cruces en el negocio de alguien importante, de esos que engrosan sus patrimonios, ahí sí no hay tu tía. No te metas con el imperialismo y las oligarquías y ahí verás como se embanderan con cuanta represión haya. Es más, competirán por ser los represores buenos y los otros los malos, los oportunistas. Te llenaron de mentiras en el medio y por todos los costados, te decían que eran chilenos, apelando a tu ignorancia, pero no les alcanzó, esos mapuches tenían que recibir su merecido por parte del Estado. ¿Imaginate si este tipo de tolerancia tuvieran que tener Gildo Insfrán y Jorge Capitanich? La mentira nunca puede pasar por encima de los negocios y ahí es donde vemos a mucho referente paraestatal “sorprendido” en lo que tuvieron buena fe y principios. Quien traiciona es un muerto en vida, pero parece que muchos aún no se dan cuenta. No les creo nada, solamente están pagando antes de lo que pensaban la cuenta de sus nauseabunda conducta. Del parapolicialismo no se vuelve y por eso no se puede perdonar a esa clase de personas. Aparte de ello, nunca olviden que el Estado “es” el enemigo del Pueblo por naturaleza y no se puede confiar en él jamás.

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