¡¡¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE, HERMANO REINALDO ORTEGA!!!

Por Hernán Lo Iacono (El Pela)

Voy a contar mi historia con mi amigo, poco me importan los cánones del periodismo ni me importa la W tirana del mensaje de la comunicación, por que quiero hablar largo y tendido de alguien que saltaba todas las vallas, por eso me niego a pasar por tamices de la noticia, no quiero dar una noticia por que la noticia en sí me destroza. Todas las partidas duelen, pero las de personas y seres tan humanos como Reinaldo Ortega simplemente te dejan abatido, sin fuerzas. Hay que pararse y nada responde, por lo que se hace añicos es el alma, allí es donde nada te protege, donde se acabó la fortaleza, pero igual hay que pararse. Y terminé hablando de la noticia, el dolor no me permite tratarla como tal y sobre todo jamás me permitiera la primicia, esa perversa mentirosa, cuando hablamos de la partida de un guerrero de las huestes de la humanidad profunda.

Me llevó mucho tiempo abandonar mi exilio en el Boxeo, cuando volví en tiempos en que toda persona comprometida con la Pacha militaba en una UAC de iguales, de hermanos. Tiempos en los que como hoy, los Qom y los Wichis eran masacrados por el creciente poder sojero y eran pocos los que denunciaban los atropellos. Cuando los pueblos de la Cordillera ponían de rodillas a las megamineras y aún no venían a Buenos Aires los embajadores de las luchas que no se representaban ni a si mismos. Eran tiempos en que la lucha era solidaria y los que intentaban venderse no se acercaban ni en moto a lxs que luchaban. No había chapas, solamente había militantes que se destacaban por una u otra razón del resto. Marchábamos mezclados, con todas las banderas, así fue durante mucho tiempo hasta que aparecieron los punteros de teclado y demás personajes que apuntaron a romper las organizaciones y a ralearlas de la lucha, para ser los representantes de los independientes que en si mismos no son más que la farsa de la farsa. Pasaron diez años de este milenio casi y las experiencias de lucha crecían. Allí, por esos años conocí a un muchacho boliviano de encantador trato y una hermosa sonrisa, que se acordaba de cada cara que veía y se interesaba por todo y por todos. Así lo conocí, en la calle, en la lucha. A él nunca le importó si éramos muchos o pocos y mucho menos pensar en algún beneficio personal que pudiera depararle la lucha. Por el contrario, era siempre hasta sus últimos días el contacto primero, el que te llevaba a conocer a todos y todas, solamente tenía un requisito para hacerlo que era el compromiso de luchar.

Emisión #05 de El Estado de las Luchas
A 25:50 aparece Reinaldo Ortega, omnipresente en la lucha.

Llegaba 2012 y mi paso por En Movimiento TV como camarógrafo y cronista nos llevó encontrarnos nuevamente, pero esta vez para no separarnos más. En cada lucha la confianza con él iba creciendo, desde nuestros lugares, el cruce de miradas y la coordinación para el sagrado fin de que todes en la lucha volvieran a casa a salvo. Llegar a cada movilización, toma u ocupación y saber que si él estaba estábamos seguros. El Acampe Congreso, la Carpa Villera y miles de luchas donde terminábamos con un café hablando de la vida, aprendiendo de él a ser menos chinchudo y entender a cada ser humano con sus debilidades, marcando a fuego mi visión de la vida y enseñándome a ver más profundo en las personas, a no juzgar ni condenar sin conocer.

Ya en el año 2015 y durante el Acampe QOPIWINI, con una mirada sabíamos lo que teníamos que hacer, tuve el honor de ser junto a él en esos tiempos la primera y última línea de la defensa. Siempre le envidié su fortaleza para no caerse ante la traición, tan común cuando en la militancia se cambió el nosotros por el yo. De allí en adelante, era solo comunicarnos hora y lugar, para una rutina que él hacía simple para todes: Correr, pelear, volver a empezar.

Me dijo un amigo: “Hay que sacar fuerzas por la gente que nos quiere y todavía nos necesita”, pero hoy esa es para mi una tarea imposible. Aún se siguen rompiendo partes del alma, pero habrá que sobreponerse y seguir, no sé cuándo ni cómo. No hay autopistas que nos alejen de la pena.

Les pido, a todes, que si no lo conocieron , pregunten por él, siempre en cada militante habrá un poco del candor que él depositaba en cada ser humano que trataba. Será imposible olvidarlo y sabemos que ha dejado tanta huella en su tránsito que su inmortalidad será un hecho y no sólo un deseo.

¡¡¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE, HERMANO REINALDO ORTEGA!!!

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4 thoughts on ¡¡¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE, HERMANO REINALDO ORTEGA!!!

  1. Ģracias por abrirte y contarnos tu valiosa amistad con nuestro hermanito amado Reinaldo. Ser único e irremplazable. Lágrimas y lágrimas caerán todavía. Vuela alto cumpita Reí te amamos!!!!!

  2. Reinaldo, sin conocerte personalmente siento que un hermano valioso nos ha dejado con una herida profunda difícil de curar. Duele la muerte de los imprescindibles.HLVS.

  3. Claro que sí! Ese era Reí. Nuestro querido Orteguita. Yo lo conocí antes y vi como fue perfilando su compromiso con los Pueblos del cuál el era parte. Inolvidable hermano…

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