LA ÚNICA VERDAD ES LA REALIDAD

por Gustavo Robles

Las medidas que está tomando el gobierno para intentar paliar el desastre social, económico y financiero que le dejó la administración del lavador offshore Mauricio Macri, pueden tener “buenas intenciones” según los parámetros de la progresía vernácula, pero tratando de analizarlas lo más objetivamente posible, generan más incertudimbres que certezas.

Un aspecto que puede ser una Caja de Pandora es el impuesto al dólar del 30%, lo que de hecho encareció la divisa en ese porcentaje y constituye una virtual devaluación de nuestro peso.

La cuestión es que puede ser correcta una medida semejante para empezar a romper la maldita cultura de los ahorristas de este país, que atesoran en la moneda yanki.

Pero si se ataca esa cultura de los ahorristas sin hacer lo mismo con la “otra cultura” que se maneja con el verde billete, la de las corporaciones multinacionales formadoras de precios, semejante política puede producir una disparada que va a terminar afectando los bolsillos de los más humildes y de los asalariados en general.

Es decir: gravar con un 30% de impuesto al dólar, sin al mismo tiempo imponer un control de precios, es jugar a la ruleta rusa con el arma cargada con más de una bala.

Se enoje quien se enoje, esto es una posibilidad que no puede soslayarse.

Y en un país que se parece mucho a un polvorín, dejar abierta la posibilidad a cualquier tipo de chispa sólo contribuye al estallido.

Otro aspecto cuestionable de las políticas de “solidaridad” que ha lanzado el gobierno es la que refiere al sector de los jubilados.

Se elimina la movilidad jubilatoria establecida por la reforma macrista, que le produjo una pérdida del 20% a nuestros viejos sólo en el año que pasó. Pero esa pérdida no la sufrieron sólo los de la vergonzosa mínima, sino casi la totalidad de los jubilados. La eliminación de la movilidad no puede ser más inoportuna: se hace justo ahora, cuando les correspondía un aumento del 27% en el primer semestre del 2020 (11% en marzo y 16% en junio).

El bono de $5000 para diciembre y enero (suman $10.000 en total) para los que cobran la mínima ($14.000), es una migaja que no llega a paliar las inmensas necesidades de nuestros mayores. Se calcula que lo que dejaron de cobrar fue una suma de alrededor de $40.000 con la Reforma macrista. Pero la gran inequidad, es que sólo cobran un proporcional aquellos que tienen un haber de hasta $19.000: los que ganan 20 mil ó 25 mil por ejemplo, no reciben nada del Estado, cuando la canasta jubilatoria asciende a los $37.000.
Parece demasiado poco para las penurias existentes, encima pagadas por los mismos jubilados que ganan un poco más de los que ganan menos. Porque lo que se ha decidido es justamente eso: que sean los mismos jubilados que cobran una miseria por encima de 19mil pesos, los que les paguen los bonos a los que ganan la mínima. No los terratenientes, no los carroñeros de La Bolsa, no las mineras.

No es justicia eso, a sabiendas de las enormes ganancias que han tenido los parásitos de la cloaca financiera, las empresas energéticas o los bancos por ejemplo. Hablando de eso… ¿cuánto ponen los bancos en esta etapa en que hasta a los viejos se les reclama “solidaridad”?

Es verdad que hay que tomar medidas urgentes para los que menos tienen. Pero hay que sacarle para ello a los que se la llevaron en pala durante los 4 años de macrismo, no a los que a duras penas sobrevivieron.

Hay que diferenciarse de la oposición de derecha y de los lineamientos de la Embajada yanki. Pero tampoco creer en espejitos de colores.

Las cosas como son, se enoje quien se enoje.

Visits: 1

Leave a Reply